Arte para la Igualdad y Reflexiones
La novia, el puticlub y las tardes al sol
Hoy, entre clase y clase le he
pedido a María que sea mi novia, pero resulta que ya es la novia de Abraham; después me ha puesto la
mano en el hombro y me ha dicho que se lo pida a otra; yo he sonreído y le he
dado las gracias.
Nunca había pensado en tener novia
pero ahora me apetece, sobre todo desde que Pedro, que es mi mejor amigo en el
Centro, empezó a salir con Rosa y me cuenta todo lo que hacen. Dice que nunca
se aburre, van a la bolera, al parque, al cine y siempre van cogidos de la
mano. Además, Pedro es más pequeño que yo, que tengo casi treinta años, así que
también debería echarme una novia para pasear con ella de la mano; por eso se
lo pedí a María, y porque me gusta su pelo rubio que me recuerda al color del
sol. Hoy hace mucho sol aunque todavía queda un mes para el verano, y todos los
novios salen a pasear por la tarde.
Ahora nos toca manualidades, que se
me dan bastante bien, pero en vez de pegar las cartulinas me entretengo en mirar a las chicas. En frente está Sara que
siempre lleva mallas y camisetas muy anchas con dibujos de Mickey. Son bonitos,
pero me parecen un poco infantiles. También está Lucía que es muy simpática y
sonríe todo el tiempo, aunque le cuesta mucho hablar y se atasca. Carmen,
Miriam y Ana se sientan juntas, tienen algo así como un club y quedan mucho
fuera del Centro. Todas me parecen guapas y serían buenas novias.
Cuando suena el timbre me preparo
para ir donde los tutores, porque al terminar las clases nos quedamos un rato para
hablar. Yo voy los martes con Javier, que también es el profesor de
informática. La informática es difícil para mí, porque el teclado tiene muchas
letras y las confundo; pero el ratito de los martes con él es distinto, es como
si dejara de ser profesor para ser mi amigo, aunque no soy tonto ya sé que no
es un amigo como Pedro, Javier es mi tutor y cuando lío alguna también me
regaña y me castiga. Todavía me acuerdo
de la vez que estábamos unos cuantos con una revista de esas que sale la gente
con las tetas y el pito al aire y se llaman porno. A Luis se la había dado su
hermano para que nos hiciéramos pajas, así que le seguimos a la parte de atrás
del patio y nos sentamos al lado del pino grande. Luis nos estaba enseñando una
foto de una chica desnuda y nos iba a explicar lo de las pajas, cuando apareció
Susana, la directora, y se la quitó de un manotazo. Nunca la había visto tan
seria, siempre se viene a las excursiones y nos cuenta chistes muy divertidos.
Pero esa vez nos gritó que éramos unos guarros y que esas cosas no se hacían
ahí. Yo fui el único que se atrevió a contestar, le dije que no era un guarro,
que me duchaba y me lavaba los dientes todos los días y mi madre siempre me
preparaba ropa limpia; pero en seguida me mandó callar mientras estrujaba la
revista muy enfadada.
Se montó una que para qué. Les
dijeron a nuestros padres que nos habían pillado con una revista porno y nos
quedamos el fin de semana sin salir y al pobre Luis dejó de hablarle su hermano
no sé cuánto tiempo, porque también le castigaron a él.
No me gusta cuando me dejan sin
salir, sobre todo los días que hace sol; me quedo mirando por la ventana cómo
los demás juegan y pasean por el parque y me muero de envidia.
Cuando el tutor me llamó a su
despacho por lo de la revista, le conté todo de pe a pa y también que yo no era
un guarro, como había dicho la directora. Me explicó que «esas cosas» se hacen
en privado, en mi habitación o en el baño con el pestillo echado y que tenía
que hablar con mis padres. Yo dije que sí con la cabeza, pero para que me
levantaran el castigo. También me quedé sin saber lo que es una paja, aunque
estoy casi seguro de que debe ser algo malo porque cuando se lo dije a mi madre
puso una cara de susto que nunca le había visto y me prohibió juntarme con
Luis; pero no la he hecho caso porque Luis me cae muy bien.
Como hoy es martes me toca hablar
con Javier. Le he contado lo de María y lo de las otras chicas de clase. Él ha
ido escribiendo en un cuaderno que tiene de color azul y al final me ha
preguntado si ya había hablado con mis padres sobre «el sexo». No sé por qué
pero me ha hecho mucha gracia y creo que me he puesto colorado.
Mis amigos del Centro algunas veces
hablan del sexo cuando no están los profes. Dicen que se hace con el pito, pero
yo no sé cómo y me da vergüenza que se enteren, así que no digo nada. Luis sí lo
sabe y nos cuenta que en el sexo se «folla»; él lo ha hecho muchas veces con
chicas, pero Pedro dice que eso es pecado y antes hay que casarse, como él, que
algún día se casará con Rosa. Una vez hasta discutieron porque Luis le dijo que
Rosa era más fea que las chicas del «puticlub» y que él
allí tiene todas las novias que quiere. Luego le pidió perdón y se dieron la
mano, pero en cuanto Pedro se fue, Luis me dijo que las chicas del puticlub son
las más guapas y las más simpáticas.
Yo, lo que le he explicado al tutor
es que soy adulto y no un niño como dice mi madre a veces, y quiero tener novia
como los demás para cogernos la mano, que se lo he pedido a María esta mañana
pero no puede porque es la novia de Abraham, así que quiero ir al puticlub. Entonces
Javier ha abierto mucho los ojos y después ha tosido un poco. Javier también me
cae muy bien. Me ha dicho que por mi discapacidad no puedo ir solo a «ese
sitio», que se lo diga a mis padres y que llamen al Centro para hablar del tema
si quieren.
Se me ha ocurrido que a lo mejor el
puticlub está muy lejos y hay que coger más de un autobús, o el metro y claro,
yo solo no puedo ir. Como el día que quise demostrarles a mis padres que podía
llegar solo a casa en vez de venir al Centro a recogerme; me pasé varias
paradas del bus y al bajar me puse muy nervioso porque no sabía dónde estaba.
Menos mal que siempre llevo el móvil y pudieron venir a buscarme.
Cuando he salido me estaba esperando
mi hermana con su coche porque mis padres tenían que ir a hacer recados. Mi
hermana es muy lista, tiene carnet y un coche rojo precioso y los días de tanto
sol como hoy se pone unas gafas negras enormes que le quedan muy bien. Es más
pequeña que yo pero hace mucho que se fue a vivir con su marido. Tienen dos
hijas y nos vemos cuando vamos a su casa que está al lado de la mía.
Esta tarde mi hermana y yo hemos
preparado la merienda para todos y hemos esperado un poco a que llegaran mis
padres. Estábamos ahí toda la familia mojando las magdalenas en la leche con Colacao
cuando mi madre me ha preguntado qué tal hoy con el tutor. Entonces les he
explicado que quiero ir al puticlub y que Javier dice que me tienen que
acompañar porque solo no sé ir.
Madre mía la que se ha liado, mi
hermana diciéndole a las niñas que salieran de la cocina, mi madre cogiéndome
por el brazo y diciendo que eso es de guarros y mi padre que iba a denunciar a
Javier por «perversión». Yo no he protestado como otras veces porque estaban
tan enfadados que me ha dado miedo y me he quedado como una piedra.
Me han dejado en mi habitación
castigado y al principio me han entrado ganas de llorar, pero ya no soy un niño,
soy un hombre así que me he aguantado. Luego he estado mirando por la ventana
el día tan bueno que hace. Creo que lo del puticlub también debe ser algo malo
así que mejor he pensado en pedirle a Lucía que sea mi novia; me gusta su
sonrisa y aunque le cueste trabajo hablar, seguro que podemos ir al parque y
cogernos de la mano.
La educación sexual en personas con discapacidad intelectual (DI)
En primer lugar, comenzaré con unas pinceladas sobre los conceptos de DI y Educación Sexual, para después identificar los Mitos más frecuentes en relación a la sexualidad de las personas con DI; como primer paso para desmontarlos y romper de este modo las barreras que limitan la igualdad de trato y no discriminación en este ámbito:
- La DI podemos definirla como:
Aquella que presenta una serie de limitaciones en el aprendizaje de habilidades adaptativas y que aparece antes de los 22 años*.
-
En cuanto a la educación sexual:
Incluiría en conjunto de actuaciones dirigidas a la comprensión de la sexualidad (aspectos fisiológicos, emocionales, cognitivos, sociales y culturales) con el objetivo de favorecer un adecuado y satisfactorio desarrollo de la propia sexualidad, así como el respeto hacia la sexualidad ajena.
Mitos relativos a la sexualidad de personas con DI
Las personas con DI son como niños y por lo tanto no tienen sexualidad
❖ Desmontando el mito: La DI no implica un estancamiento en el desarrollo, aunque éste pueda ser más lento, por lo que no son eternamente niños. Además, desde el nacimiento todas las personas somos seres sexuados.
Las personas con DI tienen "hipersexualidad"
❖ Desmontando el mito: El hecho de que algunas personas con DI tengan dificultades de control de impulsos en relación a su sexualidad, no significa que todas las personas con DI tengan esas mismas dificultades, ya que dicho control de impulsos dependerá de sus características personales, su historia de aprendizaje y los apoyos recibidos.
Además, podría
añadirse el siguiente matiz:
Las personas con DI están habitualmente más acompañadas, vigiladas y atendidas por familiares o profesionales, que aquellas personas que no tienen DI; lo que supone que son más observadas y cualquiera de sus conductas tiene más visibilidad, incluidas las de carácter sexual, lo cual no implica que tengan hipersexualidad.
En la educación sexual de las personas con DI únicamente funciona la prohibición
❖Desmontando el mito: Este mito surge del miedo a las consecuencias derivadas de prácticas sexuales de riesgo, considerando que, con la prohibición de tales conductas, se consiguen evitar dichos riesgos. Sin embargo, la prohibición no genera sino consecuencias negativas, como el descenso en la calidad de vida de la persona, o la aparición de las conductas que se pretenden prohibir en lugares o momentos inadecuados, debido precisamente a la falta de educación.
Las personas con DI poco o nada pueden aprender sobre sexualidad
❖ Desmontando el mito: El hecho de tener limitaciones no implica que no puedan aprender nada en absoluto; y en cualquier caso, dicho aprendizaje estará mediatizado por los apoyos y el entorno.
Por otro lado, la educación no es sinónimo de información, sino que también supone el aprendizaje en actitudes y valores, por lo que una disposición favorable por parte de los agentes educadores (ya sean familiares o profesionales) ante posibles dudas o inquietudes, generará el clima de confianza necesario para que las personas con DI puedan expresarse
Las personas con DI no pueden tener pareja
❖ Desmontando el mito: Este mito viene derivado de la creencia generalizada de que la sexualidad (y en concreto el coito como “máxima representación de la misma”, otro mito), es propio de personas jóvenes y sanas; quedando por lo tanto excluidas de la misma, las personas con DI.
Sin embargo, la sexualidad está presente desde el nacimiento en todos los seres humanos y va evolucionando a lo largo de todo proceso vital; por lo que, ni es exclusiva de un rango de edad, ni de personas con o sin discapacidad.
Por ello las personas con DI, al igual que cualquier otra, podrían o no tener pareja con quien compartir su sexualidad.
La sexualidad se centra en los genitales y las relaciones coitales y conlleva peligros en las personas con DI, como embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual
❖ Desmontando el mito: La sexualidad no son sólo los genitales ni el coito, sino que implica a todo el cuerpo, así como otros aspectos tales como emociones y actitudes.
En cuanto a los
peligros de suponen ciertas prácticas, sabemos que se evitan o disminuyen con
la educación, tanto en personas con DI como en cualquier otra persona; es
decir, es la conducta de riesgo la que conlleva riesgo y no quien la practica: tener relaciones
coitales sin preservativo es un riesgo para la transmisión de enfermedades o un
embarazo no deseado, independientemente de si la persona tiene DI o no.
Lo más importante para las personas con DI es que aprendan a autogestionarse o desempeñar una actividad laboral, la sexualidad no es tan importante
❖ Desmontando el mito: La preocupación (generalmente por parte de las familias) porque las personas con DI sean capaces de adquirir habilidades de autogestión, así como el desempeño de una actividad laboral, es natural. No obstante, la sexualidad es una dimensión fundamental del ser humano que no debe dejarse a un lado; por lo que la educación sexual es un elemento básico para el desarrollo de la calidad de vida de la persona y su satisfacción personal.
Además, negar la capacidad de decisión de otra persona, tenga o no DI, disminuye la calidad de vida de esa persona. En lugar de prohibir u omitir, lo adecuado es escuchar, valorar, mediar…en definitiva tenerla en cuenta.
Así pues, si una
persona con DI quisiera tener pareja, habría que estudiar la situación, las
personas que formarían esa pareja (características tales como la edad o el
grado de madurez), ayudando a que se relacionen, a que puedan disponer de su
intimidad o a prevenir riesgos en su caso.
Para terminar, os dejo
este enlace sobre el posicionamiento institucional sobre sexualidad de las
personas con DI, recogido en la web de Plena Inclusión:
Abrazos!
*Versión adaptada en
lectura fácil acerca de la definición de DI: (https://www.plenainclusion.org/discapacidad-intelectual/recurso/discapacidad-intelectual/)
Las personas con
discapacidad intelectual
tienen algunas limitaciones
para funcionar en su vida diaria.
Les cuesta más
aprender habilidades sociales e intelectuales
para actuar en diferentes situaciones.
La discapacidad
intelectual
aparece antes de los 22 años.
La discapacidad
intelectual
no sólo tiene que ver con la persona.
También tiene mucho que ver
con su relación con el entorno.
En entornos inclusivos
las personas con discapacidad intelectual
pueden desarrollar muchas habilidades.
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